La Auditoría: Una ayuda eficaz para las empresas
Es cada vez más habitual que las empresas, sea cual sea su volumen y características, opten por realizar una auditoría de cuentas anuales.
Los motivos podríamos encontrarlos en el hecho de que la auditoría ha pasado a ser un servicio prácticamente indispensable mediante el cual, empresas de todo tipo han conseguido sobrellevar con éxito las intrincadas fluctuaciones que ha sufrido el mercado en estos últimos años, e incluso reforzar su presencia en él.
Aunque no se hallen en alguna de las situaciones contempladas en la normativa vigente que implican la obligación de auditar (RD 1/2011 de 1 de julio, texto refundido de la Ley de Auditoría de Cuentas), son muchas las empresas que han tomado conciencia de que la revisión de sus cuentas anuales y de otros aspectos de su negocio por expertos profesionales independientes, aporta unas indiscutibles ventajas, tanto para el óptimo funcionamiento de la empresa como para la buena proyección de su imagen de cara a terceros. Además, el auditor de cuentas, tras su análisis de las cuentas anuales y del control interno de la entidad, es la persona idónea para realizar sugerencias que repercutan directamente en la mejora de los sistemas y procedimientos contables, y en consecuencia, a la eficiencia operativa y a la rentabilidad de la empresa.
Así pues, la importancia de la figura de un auditor de cuentas deviene indiscutible ya que, como objetivo básico de su responsabilidad. con su intervención, y su opinión objetiva otorga credibilidad y fiabilidad a la empresa auditada, y como consecuencia de su trabajo ayuda a mejorar la calidad de la información financiera, de forma que el mercado, las entidades financieras, socios, clientes o accionistas ven inmediatamente reforzada su confianza en la entidad auditada.
Es por ello que, tal y como se señala en la Ley de Auditoría de Cuentas, el auditor de cuentas, debe ser un profesional independiente en el ejercicio de sus funciones, con capacidad profesional, debidamente inscrito en el Registro Oficial de Auditores de Cuentas (ROAC) y con la experiencia y formación permanente exigida legalmente para realizar su trabajo con las garantías de calidad requeridas a fin de emitir los correspondientes informes de auditoría.
La realización de una auditoría de cuentas no implica excesivas molestias ni implica un entorpecimiento significativo de la actividad cotidiana de las empresas. Si bien es cierto, y así la normativa de auditoría vigente lo establece, que la entidad auditada tiene la obligación de facilitar en todo momento la documentación e información que precise el auditor de cuentas para el correcto desarrollo de su trabajo.
En términos generales, la información que el auditor de cuentas suele solicitar a la hora de realizar una auditoría es la siguiente:
- Documentación de la Empresa (Constitución y cambios que se hayan podido producir como ampliaciones de capital, cambio de domicilio social…).
- Las Cuentas de la Empresa.
- Los registros contables.
- La documentación justificativa de los dos aspectos anteriores.
- La información que esté relacionada con las operaciones de la Empresa.
- La relación de los modelos de liquidación de los impuestos.
Además de toda la información relevante para la preparación de las cuentas anuales, la empresa que realiza la auditoría, ha de tener en cuenta también que el auditor de cuentas deberá tener acceso a toda la información adicional que, por las características o situación de la empresa, considere imprescindible para llevar a cabo su tarea correctamente, y tendrá acceso a todas aquellas personas de la empresa de las que considere necesario obtener evidencia de auditoría. Con todo, los auditores son sensibles en este aspecto de su trabajo y procuran que estas peticiones de información no alteren significativamente la actividad cotidiana de la empresa auditada y coordinan con ésta el momento más adecuado para efectuar las visitas a la empresa.
El objetivo de un auditor de cuentas no es el de detectar posibles fraudes o controlar el cumplimiento de la empresa con las obligaciones tributarias y/o laborales, y en este sentido conviene aclarar que el auditor no es un inspector y tal y como se especifica en el principio de empresa en funcionamiento o solvencia de la sociedad auditada, su labor no está específicamente destinada a detectar irregularidades de todo tipo e importe que hayan podido cometerse, si bien, debe realizar su trabajo de acuerdo con las Normas Técnicas de auditoría establecidas, y es responsable de emitir su Informe en función de las circunstancias. Si surgieran determinadas circunstancias que requirieran ser reflejadas en el informe, las mismas habrán sido comentadas previamente con la entidad auditada.
Así pues, la principal función de un auditor de cuentas es la de establecer si las cuentas anuales de una empresa determinada, reflejan la imagen fiel del patrimonio y contienen toda la información contable necesaria para que un tercero (accionista, socio, cliente…), de acuerdo con el marco de información financiera que resulte de aplicación, pueda hacerse una idea correcta de la situación económico-financiera de la entidad auditada.
Así pues, de acuerdo con lo anteriormente explicitado, podríamos resumir las principales funciones de un auditor en los siguientes puntos:
- Determinar la razonabilidad de los estados financieros confeccionados por la empresa.
- Que la empresa ha establecido los adecuados sistema de control interno.
- Analizar la aplicación del principio de empresa en funcionamiento o solvencia de la sociedad.
- Verificar el cumplimiento, por parte de la empresa auditada, de sus obligaciones legales.
- Comprobar la actuación responsable de la sociedad en aspectos medioambientales y sociales.
En cambio, no serían funciones propias de un auditor profesional de cuentas las siguientes tareas:
- Confeccionar y/o asesorar a la empresa en la presentación de las cuentas anuales.
- Comprobar si la empresa presenta las declaraciones fiscales acorde a su contabilidad.
- Detectar los posibles fraudes existentes en la empresa y sus empleados.
- Asesorar a la entidad en materia fiscal, mercantil y/o jurídica.
- Presentar las declaraciones fiscales de la empresa.
- Confeccionar la contabilidad de la entidad objeto de revisión.
Las empresas que decidan realizar una auditoría de cuentas anuales deben ser cuidadosas a la hora de elegir a los profesionales que la llevarán a cabo, ya que de ello dependerá, en gran parte, tanto la reputación de la empresa frente a terceros como su solvencia y proyección en el mercado. Es por ello que, como profesional inscrito en el Registro Oficial de Auditores de Cuentas (ROAC), el auditor de cuentas está sujeto a toda una serie de obligaciones y principios a seguir que, según la normativa vigente, son exigidos en su profesión para el correcto desarrollo de su actividad, y que las empresas que solicitan sus servicios conviene que también tengan en cuenta.
Los más relevantes serían:
- El carácter independiente con respecto a las empresas o entidades auditadas.
- El compromiso de responsabilidad civil ilimitada frente a empresas o entidades y frente a terceros por daños y perjuicios.
- El asume de responsabilidad mercantil, administrativa y penal.
- La garantía de confidencialidad de la información que conozca durante el ejercicio de la actividad.
- Control y disciplina del ejercicio de la actividad por el Instituto de Contabilidad y Auditoría de Cuentas (ICAC).
Con respecto al periodo de tiempo en el que se realiza una auditoría, éste viene determinado por el tipo de empresa a auditar y la situación en la que se encuentra. Su volumen, organización, sector, situación financiera, entre otras particularidades determinarán en última instancia la duración del trabajo que se adaptará a las especificidades que requiera la empresa. La empresa auditada y el equipo de auditores establecerán de común acuerdo el plazo en el que se deberá hacer entrega del informe de auditoría, con la reserva de que pudieran producirse incidencias que obligaran a retrasar dicha entrega.
Con la entrega del Informe de auditoría se concluye la intervención del auditor de cuentas en la empresa. Se trata de un documento de carácter oficial que contiene la opinión del auditor tras el análisis realizado y debe depositarse en el Registro Mercantil en el mismo momento en que se realiza el depósito de las cuentas anuales de la entidad auditada, quedando al alcance de aquéllos posibles usuarios que deseen cerciorarse de la situación financiera de la empresa debido a un interés demostrable que así lo requiera, y actuando así como una garantía o certificado para la toma de decisiones. De esta manera las empresas auditadas adquieren una imagen de transparencia y solvencia que les permitirá encarar con garantías los futuros desafíos del mercado.
AOB Auditores cuenta con más de 20 años de experiencia en la realización de auditorías de cuentas y confección de Informes de auditoría para todo tipo de entidades públicas y privadas, y supone una garantía de eficacia y profesionalidad para todas aquellas empresas, cualquiera que sea su situación, sector y características. En AOB Auditores tenemos un equipo de profesionales dispuesto a asesorarle en todas las cuestiones relativas a la auditoría de cuentas.